Libro: Pensar las alternativas, Imaginar la transición de Diego Carrión S. y Ricardo Sánchez C.

Pensar las alternativas,
Imaginar la transición

Economía extractiva y
efectos comparados:
Turismo, petróleo y minería

Autores:
Diego Carrión S.
Ricardo Sánchez C.
Asistentes de investigación:

Guido Suárez D.
Francisco Gachet P.

Intervención presentada en el Lanzamiento del libro:
“Pensar las alternativas, imaginar la transición. Economía extractiva y efectos comparados: Turismo, petróleo y minería”

Foro Debate Alternativas: Economía, geopolítica y formas de hacer política, 6 y 7 octubre, FLACSO-Ecuador[1].

Diego Carrión Sánchez[2]

“A veces el silencio es la peor mentira”
Miguel de Unamuno

Es precisamente un tipo particular de silencio sobre el que tratamos en el libro «Pensar las alternativas, imaginar la transición: Economía extractiva y efectos comparados: turismo, petróleo y minería». Se trata del silencio tras el cual se oculta la lucha política propia de la esfera económica. Es un silencio que se produce con la separación teoríca, pero fundamentalmente empírica entre Política y Economía. En la Academia y en el sentido común la Economía aparece como un terreno neutral donde no hay espacio para la lucha política. Pero esto se da porque el conflicto queda encerrado tras los muros de lo privado y no porque en la economía esté ausente el conflicto o la disputa.
El proceso histórico de privatización de lo común, que origina al capitalismo como sistema social, no privatiza solo las posibilidades de acumular e invertir, sino que privatiza todo espacio de disputa política dentro del ámbito económico: privatiza las funciones sociales de la producción y distribución, la extracción y apropiación de excedentes, la asignación de la fuerza de trabajo, el uso de la naturaleza como recurso. Todos estos aspectos dejan de ser espacios para la deliberación pública y pasan a ser objeto de decisiones privadas.
De esa manera la esfera económica queda claramente diferenciada de la esfera política: la esfera económica representa la política privatizada donde reina el silencio; la esfera política representa la política pública, reducida a la acción del Estado.
En la primera parte de este libro utilizamos estas reflexiones para discutir el cambio de matriz productiva que se estaría operando en Ecuador. El Gobierno supone que la economía nacional será transformada cambiando unos valores de uso por otros como ejes de acumulación económica, es decir, bienes primarios por bienes industriales, o diversificando simplemente la producción actual de bienes primarios.
Se hace silencio respecto a una serie de problemas estructurales propios de nuestra economía: concentrada estructura de la propiedad; concentración de mercados; concentración de crédito; explotación laboral; un aparato productivo débil que no logra emplear dignamente a más de la mitad de la población; la dependencia del Estado respecto a la renta extractiva.
La concentración de mercados, capital y crédito; el desempleo, subempleo y explotación laboral, la relación empresas privadas-estado son elementos de la realidad que dependen de decisiones privadas, quedan confinadas a lo político privatizado, es decir, son ámbitos propios de la Economía donde la participación de los sujetos sociales, la deliberación, no están permitidos.
Estos aspectos estructurales también son condenados a la obscuridad de lo privado en los análisis de corte institucionalista que defienden las posturas y proyectos del gobierno.
Suponen que las relaciones ampliamente comprobadas en la literatura especializada entre: extracción y pobreza; extracción y des institucionalización, pueden transformarse mediante una serie de acuerdos asépticos, libres de conflicto y lucha.
Suponen que la intervención de movimientos sociales, minorías o actores «marginales» de la economía es una especie de disonancia en medio de las interacciones de agentes que sí tiene poder de decisión. Lo que restringe el ámbito de la política a la relación entre Estado y empresas.
Toda sociedad estaría representada en el Estado, la participación se restringe a la elección de dignidades. Más allá de eso nadie puede opinar sin ser acusado de terrorista, desestabilizador o infantil.
Suponen, además, que los actores que participan en el campo restringido de la toma de decisiones son desapasionados, actúan desde la técnica u orientados por sus intereses políticos, mas no por sus intereses económicos. Por ello todo conflicto puede ser fácilmente reducido al acuerdo: hablan de gobiernos interactivos, de gobernanza.
Se espantan, criminalizan la lucha social. Llaman a encauzar toda protesta en la institucionalidad formal. De esta manera desconocen la asimetría de fuerzas entre poblaciones empobrecidas y empresas poderosas que casi siempre cuentan con el apoyo estatal. En esas condiciones:¿Cuáles son las vías de expresión, cuáles los mecanismos de incidencia con la que cuentan de las comunidades?
Se desconoce el carácter creativo y transformador del conflicto al gestionarlo técnicamente y dirigirlo hacia los causes formales de lo dado. Se conduce a los actores sociales a discutir en el ámbito de lo político – público y se cierra la posibilidad de discutir lo estructural: la concentración, la explotación, la dependencia del Estado a las empresas del aparato productivo al mercado mundial, y sus articulaciones.
Mostramos empíricamente que los últimos años se ha orquestado una ampliación de las fronteras de la lógica económica capitalista en los mismos términos de una economía primario-explotadora antes que un cambio de matriz productiva.
Ampliar el capitalismo implica hacer más amplios los silencios de los que venidos hablando.
Para ampliar la economía extractiva tienen que silenciar los aspectos negativos de este tipo de actividad. En la segunda parte del libro nos dedicamos a comparar los efectos de aplicar como ejes de acumulación la minería, el petróleo y el turismo, buscando develar qué se silencia tras el optimismo de los precios altos de los bienes primarios. Invitamos a los presentes a explorar la información empírica que presentamos en el libro, esta nos han permitido sacar algunas conclusiones:
La minería, el petróleo no fomentan la diversificación productiva porque encadenan muy poco con otros sectores de la economía nacional; compran y venden mucho al extranjero o a otras industrias primarias generando encadenamientos circulares. El turismo en cambio, demanda productos nacionales a muchos sectores propiciando la diversificación productiva al crear mercado para dichos bienes.
La minería y el petróleo crean relativamente pocos puestos de trabajo (menos del 1% de la PEA); puestos ocupados en su mayoría por hombres (94%). El turismo genera cinco veces más empleo y con mayor equidad de género (66% de empleados son mujeres).
En el Ecuador los sectores minero y petrolero tienen alta concentración de la propiedad mientras que en el turismo la propiedad está mejor distribuida según el Censo Económico realizado por el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos). El turismo es uno de los sectores con menos concentración de mercados, es decir que las empresas más grandes no logran influir tanto sobre las condiciones de intercambio, mientras el 44% del resto de ramas productivas en el país registran alta concentración de mercados según la Superintendencia de Control de Mercados.
La minería consume 7,7 veces más agua que el turismo, el petrolero 8,6 veces más. Y el grado de contaminación es mayor, pues, los desechos que arrojan son tóxicos, metales pesados; mientras los desechos del turismo son principalmente material orgánico.
El turismo comunitario produciría en 30 años la mitad de desechos sólidos que la minería produciría en un día.
Finalmente a través de la metodología costo-beneficio se buscó estimar el ingreso que, petróleo, minería y turismo podrían dar el Estado en 10 y 50 años. Se compara
· Ingreso petrolero: lo que se podría obtener de explotar Yasunímas los bloques licitados en la Decimo Ronda Petrolera
· Ingreso minero: cinco proyectos emblemáticos (Quimsacocha, Rio Blanco, Panantza-San Carlos, Mirador y Fruta del Norte).
· Ingreso turístico: hipotético proyecto nacional de expansión turística en tres escenarios: turismo comunitario, turismo mediano empresarial, combinación de turismo comunitario y mediano empresarial (excluimos el gran turismo de enclave que involucra empresas transnacionales y enormes inversiones de capital).
Al final del proceso construimos 15.552 escenarios posibles, les invitamos a explorar estos datos cuando lean el libro. Por ahora nos interesa presentar el escenario que nos parece más relevante, que es el escenario pesimista en precios para minería y petróleo, y optimista en precios y cantidad para el turismo. Nos parece el más relevante por dar cuenta de la caída que en los últimos años han sufrido los precios de bienes primarios , por tanto es el que más se acerca a la realidad actual. También porque las variables que determinan los escenarios mineros y petroleros escapan, en su mayoría, a nuestro control como país, dependen del mercado externo y por tanto el riesgo que asumimos al impleméntalo, es el riesgo propio del peor escenario. Las variables relacionadas al turismo dependen en gran medida de nuestra agencialidad -no enteramente, pero si en buena parte-, están bajo nuestro control y por ello podemos proponer un escenario optimista.
En escenario pesimista en precios para petróleo y minería, pero optimista en turismo:
· En 10 años y con una tasa de descuento del 6%, el Estado recibiría más ingresos si invertiría hoy en turismo mediano empresarial o en una propuesta conjunta de turismo comunitario y mediano empresarial que si invirtiera en el Yasuní y la XI Ronda Petrolera en conjunto.
· En 50 años los ingresos que percibiría el estado sólo por turismo comunitario superan a los ingresos del Yasuní y la XI Ronda Petrolera en conjunto.
· En 50 años un proyecto de turismo conjunto entre: turismo comunitario y turismo mediano empresarial podría reportar más ingresos para el Estado que los cinco proyectos mineros emblemáticos.
El optimismo que puede derivarse de estos datos sobre turismo debe ser, sin embargo,matizados:
Cuando hablamos de los efectos positivos del turismo, nos referimos principalmente al turismo comunitario y excluimos al turismo empresarial de gran escala; éste último tipo de turismo, (también denominado turismo de enclave), tiene efectos negativos casi tan perversos como los efectos de los sectores extractivos:
§ Al privilegiar las ganancias sobre cualquier otra consideración social o ecológica el turismo de enclave no considera la carga de turistas que puede soportar un destino, generando graves daños al ecosistema.
§ El turismo empresarial se denomina de “enclave” porque se incrusta en territorios lejanos, pero buscar reproducir las formas de vida de los países ricos. Los turista tienen poco o nulo contacto con la población local y se importa la mayor cantidad de productos consumidos, eliminando el carácter dinamizador y diversificador de la economía local. Esto hace, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que el 80% de los ingresos turísticos a nivel mundial regresen a los países centrales aunque la actividad se realiza en los países periféricos.
§ La calidad del empleo no es la mejor (59% de los trabajadores turísticos tienen la condición de subempleados en Ecuador), en Centroamérica se utiliza modalidades de precarización laboral en el sector.
§ En Costa Rica el ingreso ha crecido gracias al turismo de enclave, pero según datos oficiales, la brecha entre ricos y pobres nunca ha sido tan grande. Se incrementa el ingreso pero también se incrementa la desigualdad.
§ Lo mismo que en los sectores extractivos, las grandes empresas turísticas establecen fuertes lazos con el Estado, principalmente por la dependencia que éste tiene frente a las empresas para financiar su presupuesto. Ese tipo de relación dependiente tiende a volver al Estado más permisivo, se relaja la legislación y la aplicación de la norma en beneficio de sus principales proveedores económicos,
§ Los orígenes y el tratamiento que se da a la conflictividad en el turismo de enclave se parece mucho a los orígenes y tratamiento de los conflictos mineros y petroleros.
Orígenes del conflicto en los tres sectores: privatización de recursos comunes; degradación de medios de vida y trabajo, falta de democracia para decidir sobre el territorio; conflicto en los procesos de valorización y apropiación del valor; conflictos por la distribución de la renta pagada al Estado.
Tratamiento del conflicto: pactos explícitos o implícitos entre empresas y Estado, para
· Construir a quien se opone como inferior, infantil, incapaz.
· Usar la asistencia social para contener el conflicto.
· Enfriar el conflicto con plazas, moratorias temporales hasta crear condiciones favorables para implementar proyectos mineros, petroleros y turísticos.
· Uso de la fuerza.
Por estas razones, pensar al turismo como una alternativa implica preocuparse por el apalancamiento de modalidades de turismo comunitario, ecológico, pequeñas y medianas.
Pero esta intensión nos regresa al mismo orden de preocupaciones de las que hablaba al inicio de esta presentación, cuestiones de tipo económico-estructural. Los principales problemas del turismo comunitario se deben a:
1. Dificultades para realizar inversiones, debido a la concentración de riqueza existente y las dificultades para acceder al crédito (sumado a que el crédito es una forma de trasladar el esfuerzo hecho por los pequeños y medianos productores al dueño del capital financiero).
2. Dificultades para conectar con los flujos turísticos internacionales debido a que los operadores extranjeros concentran medios de contacto, transporte y ubicación de turistas.
3. El apoyo del Estado no llega porque se privilegian los emprendimientos viables en términos económicos, es decir empresas medianas y grandes.
4. La competitividad de los pequeños se basa en el uso extensivo de mano de obra mal remunerada y en condiciones de precariedad o informalidad.
Nuevamente, concentración (de riqueza, de mercados), explotación laboral, relación Estado-empresas son los puntos álgidos silenciados tras la privatización del dialogo y la deliberación sobre ellos.
Comprobamos así que los efectos dañinos de la actividad económica sobre la calidad de vida, el ambiente, la salud, la sociabilidad no están relacionados a unos valores de uso sí (como la minería y el petróleo) y a otros no (como el turismo).
El problema no está solo en la elección de un valor de uso como eje de acumulación, sino en los efectos que las formas particulares de la economía capitalista tienen sobre la actividad productiva y distributiva.
En esta línea, la tercera parte del libro se aventura a imaginar algunas condiciones necesarias para la transición.
Queremos cerrar con unas cuantas proposiciones que resumen el espíritu de esta tercera parte.
Para que la transición sea posible:
Hoy no podemos quedarnos en demandas de una política de ampliación del empleo sino que debemos plantear la discusión sobre los procesos de valorización y explotación laboral.
No se puede ceder ante el chantaje de cortar la asistencia social si no se extraen los recursos, pues esta funciona principalmente como contención del conflicto. Se debe exigir la distribución de las posibilidades efectivas de inversión, es decir, la redistribución de la riqueza social.
Decir no, a la fe ciega y conformista en las instituciones y el aparato del Estado y sí, al desarrollo de organizaciones sociales fuertes y a la apertura de vías para su expresión e incidencia en la toma de decisiones.
No, a la visión de corto plazo que impone la ganancia capitalista. Sí, a la perspectiva de larga duración que pone al frente los efectos sociales y ecológicos de toda actividad capitalista. Sí, a nuestra responsabilidad frente a las futuras generaciones.
Permítanme insistir en que todo esto depende del esfuerzo que hagamos para reconquistar o reapropiarnos en común de aquel espacio de deliberación que ha sido privatizado: las decisiones económicas de producción y distribución. Romper el silencio para dejar de mentir es hablar a viva voz sobre la riqueza, sobre lo común, sobre el bienestar, sobre el trabajo y su remuneración, es hablar a viva voz, pero principalmente es retomar el derecho común de decidir sobre ello.
Término agradeciendo a la Fundación Rosa Luxemburgo por su apoyo y reconociendo el trabajo del equipo de investigación: Ricardo Sánchez Cárdenas, Francisco Gachet y Guido Duque Suarez.

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